Por: Redacción judicial
Se dice que la justicia tarda, pero llega; en el caso del fiscal anticorrupción José Grinda González, también conocido en el bajo mundo del abuso y corrupción de menores como Jotajeje, pareciera que la tardanza puede ser más larga de lo que pueden soportar las víctimas. En público, Grinda argumenta constantemente que toda esta situación es una estrategia para desprestigiarlo, liderada por la mafia rusa y luego de que supuestamente le hackearan su ordenador. Sin embargo, como se demostrará en esta entrega, la contradicción de Jotajeje es tal que en los juzgados pide que toda la evidencia relacionada en su contra con contenido sexual sea mantenida en reserva y secreto para preservar su inexistente buen nombre.
Un poco más de doce años han pasado desde que la señora Dolores Ruíz García, madre de Miriam Serrano Ruíz, interpuso una denuncia ante la Dirección General de la Guardia Civil de la Comandancia de Jaén en el Puesto de Alcaudete cuando se enteró que su hija, en ese entonces de 15 años de edad, estaba siendo acosada por internet. Allí denunció que “personas a través de cámara Web [mostraron] videos de contenido pornográfico, pidiendo esta persona a su vez que su hija se desnudara”. Ver (Anexo 1)
Dicha persona, como se ha ampliamente documentado con evidencia en este portal, se trata del siniestro Jotajeje. El aprieto con la tardanza de la justicia no es si llega, sino que el tiempo juega a favor del victimario y los segundos que pasan en contra de las víctimas que se han atrevido a hablar y de las que aún sufren en la sombra.
Los años transcurridos desde 2009 han favorecido ampliamente al fiscal Grinda. Documentos recientemente identificados por esta investigación sobre el caso muestran como, para el 25 de mayo de 2017, con base en un auto dictado el 3 de abril de 2013, la defensa de Grinda jugaba descaradamente con el paso del tiempo y solicitaba el “sobreseimiento libre de la causa por el transcurso del plazo de tres años de prescripción que para este tipo de delitos prevé la ley”. Pues bien, sorprendentemente, un auto del 18 de julio de 2017, le da la razón a la defensa de Jotajeje y argumenta que “el delito de exhibicionismo tipificado en el artículo 185 del C.P, está castigado con pena de seis meses a un año de prisión o multa, es decir que, el plazo de prescripción aplicable, por el momento en que se produjeron los hechos, es el de tres años, y consecuencia de lo anterior, si el día 3 de abril de 2013, se dictó auto de sobreseimiento provisional, han transcurrido ya sobradamente los tres años que exige el Código Penal para la prescripción del delito, por ende y no habiendo ocurrido hecho alguno que diere lugar a la interrupción de la prescripción, es por lo que procede acordar la misma y en consecuencia el sobreseimiento libre y archivo definitivo de las actuaciones”. Ver (Anexo 2)
Sobradamente han pasado los años para la justicia, pero para Miriam el tiempo no sana ni perdona mientras Grinda, haciendo honor a su sobrenombre en la red, sigue sonriendo desde su pedestal. Sin embargo, la justicia es un tema de largo aliento y Miriam confirió poder a la señora Ana María Hidalgo Moyano para que, en su nombre, pudiera realizar los actos previstos en la ley en el juicio de segunda instancia. A su vez Miriam, ya como mayor de edad, solicitó a la Fiscalía Provincial en Jaén acceso a la totalidad del Procedimiento de Diligencias Previas de su caso, el No. 157/2009.
Curiosamente, luego de una argumentación accidentada de la Fiscalía muy a favor de Jotajeje, esta le informa al Juzgado de Primera Instancia en Instrucción No.1 de Alcalá la Real, por medio de comunicación del 17 de octubre de 2019, que el mismo investigado no ha consentido la expedición de las copias solicitadas, que se afectaría la protección de sus datos personales, de sus derechos fundamentales y que, a pesar de reconocer la calidad de víctima de Miriam en este caso, justo en este caso, debe prevalecer la protección de datos personales. Paradójicamente, en el mismo documento de la Fiscalía se revela un dato muy interesante para la investigación y es que, en la denegación de acceso a la justicia que se le hace a Miriam, el documento reconoce que rechaza la entrega de copias “del CD conteniendo grabaciones y conversaciones de marcado carácter sexual, como de las imágenes y conversaciones extraídas del mismo que constan en los atestados”; es decir que la evidencia si existe, solo que no se comparte ni se usa. Ver (Anexo 3)
Adicionalmente, como muy bien lo advierte la Procuradora de los Tribunales Ana María Hidalgo Moyano en el recurso de apelación del Auto del 16 de diciembre de 2019, en representación de Miriam, resulta increíble que el principal argumento del auto del sobreseimiento del proceso en contra de Grinda radicara en que no quedó “debidamente acreditada la comisión de los hechos denunciados, al considerarse que el investigado desconocía que la víctima era menor de edad”.
Cuanta incongruencia y favorecimiento con Jotajeje. Al sugerir que el simple desconocimiento de la edad la víctima, que incluso el auto así la reconoce, es suficiente para cerrar una investigación. La compuerta que la justicia abre con este argumento es inmanejable y descomunal, pues otorga una salida absurdamente fácil a los abusadores de menores. Dicho escenario sería comparable con decir que, como no conozco una ley, puedo violarla y, en este caso, casi en sentido literal. Ver (Anexo 4)
En este caso, Miriam está siendo víctima, ahora, de la desproporcionalidad de los tratos que recibe de la justicia comparados con los que recibe Jotajeje como victimario. Este último tiene acceso a toda la información del caso y puede, con ella, realizar las acciones que desea. Miriam, por su parte, tiene un acceso nulo al expediente completo del caso en el que, cuando era menor de edad, fue víctima de Grinda. Si bien nadie desconoce los derechos e igualdad ante la ley que deben tener todas las partes en los procesos, al denegar acceso a la información, la justicia está vulnerando los derechos de Miriam y favoreciendo de manera descarada al victimario.
Así las cosas, entre idas y venidas, comunicaciones, autos, recursos, apelaciones, impugnaciones, solicitudes y providencias; es decir, con el paso implacable del tiempo, entre el 29 de octubre de 2019 y el 7 de abril de 2020, solamente le conceden a Miriam acceso a la denuncia inicial interpuesta por su madre y al auto de archivo por prescripción del proceso suprimiendo el nombre y apellidos del investigado, para proteger sus datos personales.
Toda esta situación resulta una incongruencia procesal, pues de nada servirá la supresión de su nombre, ya que Grinda aparece en el juicio en su nombre y, en esta instancia, no ha siquiera negado lo hechos. Cómo es posible que suministrar los documentos a Miriam dañaría su buen nombre cuando el tema es públicamente conocido y reiteradamente Jotajeje ha manifestado que todo esto es falso. Una pregunta salta a la vista sin duda, ¿si todo es falso, por qué le preocupan los videos? La respuesta parece más clara que el agua pues, como se mencionó anteriormente en el rechazo de la información solicitada por Miriam, la Fiscalía reconoce que existe un CD con grabaciones y conversaciones con contenido de marcado carácter sexual. Lo que todo esto refleja es que, sin darse cuenta, Grinda reconoce que la evidencia existe y que los eventos descritos en la denuncia por parte de la madre de Miriam, y hoy por la misma víctima, son ciertos y que, de ser públicos, evidentemente dañarían su inexistente buen nombre.
Para aliento de Miriam y otras posibles víctimas desconocidas a la fecha, bien sabemos que así el fiscal Grinda quiera esconder su rostro y nombre, primero detrás de Jotajeje y ahora con la ayuda de sus amigos en la justicia, sus esfuerzos serán inútiles, pues su actuar ya es claramente conocido por la opinión pública y se seguirá desenmascarando.
En octubre de 2020, Miriam, agobiada por los perjuicios traumáticos, morales y sicológicos que ha sufrido luego de años de su aterrado encuentro a los 15 años con Jotajeje, formuló una demanda de acto de conciliación frente al insaciable fiscal Grinda. Ver (Anexo 5)
Como era de esperarse, el caso no ha venido teniendo los resultados esperados por Miriam, confirmando una vez más, un poco más de 12 años después de la denuncia inicial y ahora por una nueva vía judicial, que la justicia tarda, no llega y no es ciega, pues con seguridad mira hacia el lado de la balanza en donde el fiscal Jotajeje se encuentra incólume y con la frente en alto. Ver (Anexo 6)